Los valores son uno de los filtros que se pone en juego en cualquier situación de vida. Son los que nos ayudan a reconocer y conseguir, no sólo lo que es bueno y da más valor a nuestra vida, sino lo mejor.
Vivir los valores es llevar a la acción aquello que decimos y sentimos como tales y en la medida que nos sintamos y mostremos congruentes con ellos, generaremos conductas, situaciones o vínculos acordes a nuestras mayores aspiraciones.
Pues, los valores a los que adherimos, orientan las elecciones que hacemos día a día y os mostramos a través de los hábitos que practicamos, el coche que usamos, el modo de vestir, los espectáculos a los frecuentamos, los amigos que tenemos, las lecturas que elegimos, las palabras que usamos, aquello que somos capaces de aceptar y lo que no, son expresiones de ellos.
Cada persona , cada pueblo , cada grupo o institución tiene sus valores particulares. Paz, bondad, alegría, casa, salud, familia, educación, honradez, justicia, amabilidad, belleza, amor, excelencia, plenitud, sentido de la vida, compromiso social, servicio, entre otros, son expresiones que manifiestan un abanico de motivaciones personales que inciden en el campo del bien común.
Concientizarnos de ellos es como descubrir el plano de la casa que habitamos o queremos habitar.
Y como sabemos, cada casa es un mundo en sí misma, con su propio espacio, sus dimensiones, su particular distribución que nos muestran los distintos estilos de vida de sus habitantes. Cuando las observamos desde el exterior, pueden parecer semejantes, pero al ingresar en su interior, descubrimos las particularidades que cada una ofrece.
De la misma manera funcionan los valores en las personas.
Conocerlos es conocer el potencial que tienen, a la vez que nos permiten vislumbrar la dirección tanto de nuestros comportamientos como de los otros.
Pues, si bien todos podemos adherir a valores que llamamos universales, cada uno le da un significado particular y un orden particular.
Conocerlos y clarificarlos, nos permite descubrir el motor de nuestros comportamientos y motivaciones. Como también las de quienes nos rodean.
Y de esta manera, generar espacios de comunicación, en los que los valores sean el ingrediente que amalgama nuestras acciones.
LuisaCordeiro