Por: Virginia Satir
El paso más grande que uno tiene que dar para encontrar nuevas posibilidades es arriesgarse a enfrentar lo desconocido… Esta sola idea puede paralizar a una persona o llevarla a que convierta la idea de cambio en una fantasía imposible de realizar.
Todo cambio tiene por lo menos tres etapas: la que llamamos de luna de miel, de excitación o ansiedad; la de confusión y rechazo; la de integración, cuando lo nuevo resulta cómodo y familiar.
Los esfuerzos para preservar el estado de cosas reinantes están orientados a proteger la seguridad personal, para prevenir el caos y la confusión que muchas veces consideramos como dañinos y no como parte del desarrollo normal del proceso de cambio, ya que ningún cambio puede darse sin éstos…
Quedarse en estas situaciones implica que solo hay un camino correcto.. (pero, en realidad…) mantener las cosas como son constituye una opción y no un imperativo…
Mirar con ojos nuevos y encontrar nuevas posibilidades no significa deshacerse de todo el pasado que nos es familiar y confortable.
Por el contrario, significa una elección periódica: tomar del pasado lo que aun funciona, dejar ir lo que ya no sirve y añadir lo nuevo y valioso.
Lo novedoso se acomoda con facilidad si aceptamos que irá precedido, con seguridad, por un periodo de caos y confusión antes de su integración a nuestras partes…
A muchos de nosotros se nos han abierto puertas porque hemos sido lanzados sin previo aviso a situaciones fuertes y traumáticas que nos exigieron comportamientos diferentes.
Para algunos esta es la única forma de cambiar. Quizás no tengamos que esperar catástrofes en nuestras vidas. Es probable que tengamos también otra opción mediante el análisis sistemático de nosotros mismos y de nuestros diversos rostros.
Quizá podemos valernos de nuestros diversos rostros para alimentar, dar espacio y oportunidad para que otras partes se desarrollen y transformen, permitiendo el acceso de lo nuevo.
Envianos tu reflexión.-