Mucho se ha escrito sobre aquello que decimos a los otros y a nosotros mismos. Y mucho más se puede decir al respecto, pues lo que decimos y nos decimos, las ideas que contamos o las propuestas que realizamos tienen que ver con lo que valoramos, con rescatar lo que es importante para nuestra vida.
Nuestras palabras son las mensajeras de aquello que queremos contar a quien quiera escucharlo, lo que creemos, lo que no creemos, lo que queremos, lo que no queremos. Y paso a paso, momento a momento, vamos creando o repitiendo realidades.
Te invito a mirar a tu alrededor, observarlo y observarte. ¿Cuál es la realidad que estas generando a partir de lo que dices? ¿Es la que deseas para ti? ¿Cuáles son los pensamientos en los que te encuentras habitualmente? Alguna vez te escuchaste diciéndote a ti o a los otros: “Tengo que…. y detrás de esa frase surgen deseos sin destino o sin decisión, como nadar, ir al cine, salir con una amigo/o, perdonar…, amar… O bien, ¿Te escuchaste diciendo “no puedo...”; “no soy capaz...”;” no es para mí…”? Estas expresiones suelen reflejar las ideas limitantes respecto de determinadas situaciones.
Cuando las personas se encuentran en este tipo de pensamiento, están conectadas con su crítico interior, y es interesante tener en cuenta que este critico es poderoso, va con nosotros donde vamos y es tan fuerte su voz que puede llegar a paralizarnos. Los modelos mentales de perfeccionismo, por ejemplo, responden a este patrón
mental y son expresados con frases como: “Tengo que ser perfecto en lo que hago”
Reflexionemos, quienes lo dicen, ¿qué conductas podrán implementar a partir de esta creencia? ¿Qué sensaciones o emociones se les puede disparar? ¿Limitan? ¿Potencian? ¿Cuál será el futuro que estas personas generarán para sí al sostenerla con sus actos?
De la misma manera que las estaciones del año se suceden unas a otras, trayendo cada una de ellas una riqueza diferente, también nuestras ideas, opiniones y creencias cambian en función de nuestras experiencias de vida. Pasar del “no puedo”, al“quiero” para llegar al “ahora sí puedo” demanda a cada uno que desee hacerlo tome el timón de su vida.
Transitar este proceso lleva implícito el confiar en que “sí se puede”, dudar que “no podemos” y permitirnos realizar las experiencias necesarias que nos lleven a generar nuevos resultados; nuevos aprendizajes, nuevas creencias.
El conocimiento es sólo un rumor, hasta que está en el músculo”, dice un viejo proverbio de Nueva Guinea. Las ideas y las opiniones son solo un rumor hasta que se transforman en creencias. Y es en ese momento cuando “el músculo” cuenta aquello que creemos.
Una idea, una meta, una propuesta que esté sostenida por una creencia que la avale, es la llave que nos permitirá abrir el portal de un futuro diferente y deseado. Buscar la llave que abre ese portal, puede ser el inicio de tu camino de logros.
Piensa: ¿Cuál es la “creencia llave” que te permitirá generar la realidad que deseas para ti y para tus seres queridos? ¿Qué necesitas creer para disfrutar, compartir, crecer, evolucionar? ¿Estás dispuesto/a a trabajar por ello?
La respuesta está en ti.
Luisa Cordeiro