Al que ha conseguido mucho, todavía
le falta conseguir todo el futuro que queda por delante.
LAO TSE, Tao Te King.
Nos encontramos finalizando el mes de noviembre y muchas cosas han transcurrido desde el primer día del año hasta hoy … ¿Muchas? ¿Cuántas? ¿Cuáles? ¿Recuerdas los primeros días del año? ¿Cuáles fueron los proyectos que manifestaste llevarías a cabo? ¿Cuáles hiciste realidad?
Independientemente de los logros y del análisis que surja de los mismos, hoy tienes la posibilidad de chequear como te sientes contigo mismo. Si sientes que has hecho todo lo que estuvo a tu alcance en las ocasiones que te lo propusiste. Si te has jugado por lo que creías. Si fuiste capaz de sostener proyecto en cuestión a pesar de lo que te decían o de lo que sentías en algunos momentos de duda.
Hoy tienes la posibilidad de evaluar cuanto has creído en ti mismo/a a lo largo de este año, si apostaste por tu propio crecimiento, si respetaste tus deseos y tus proyectos.
Dice Logan Pearsell Smith:
“A dos cosas hay que atender en la vida:
la primera, conseguir lo que uno desea; la segunda: disfrutarlo”
Acercarnos al fin del año que transitamos, nos lleva a repensar el
tiempo transcurrido, a observar nuestro desarrollo y también a considerar el grado de satisfacción que sentimos hacia nosotros mismos. ¿Cuál es el grado de satisfacción al respecto?
Si observas la dirección en la que te encuentras actuando, y la prolongases en el mismo sentido, ¿adónde te conducirá la misma en cinco o diez años? ¿Puedes observar si te conduce hacia la dirección que tu deseas?
Registrar, visualizar y celebrar los logros obtenidos hasta hoy, es darnos la oportunidad de repensar lo hecho, la forma en que lo hicimos y observar nuestro estado interno, rescatando en todo momento que, éste modo de estar hoy, es nuestro punto de partida para lo nuevo que proyectemos en nuestra vida.
El poder definitivo radica en nuestra capacidad para cambiar, crecer y evolucionar. El poder definitivo está dado por la posibilidad de aprender con cada experiencia humana que llevemos a cabo.
Luisa Cordeiro